Viví sin luz ni agua, dijo el albañil hijo de un magnate

Marcelo Urbano, a quien la justicia confirmó que es hijo de Eduardo Lapania, un exitoso hombre de negocios, habló con Cadena 3 y contó cómo vivió la búsqueda de reconocimiento por parte de su padre.

Marcelo Urbano tiene 58 años, es un changarín de Villa de Soto que durante años peleó por el reconocimiento de su padre biológico, Eduardo Lapania, un importante hombre de negocios vinculado al mundo bodeguero, y en su momento del gas y al petróleo. Ahora la Justicia Civil de la Nación, confirmó que es hijo del magnate a quien le iniciará una demanda por daño y perjuicio.
"Hace muchos años que estoy con esta batalla, hicimos el primer ADN en un laboratorio importante de acá de Córdoba y se negaron, después hicimos en el Ceprocor y lo seguían negando. Ahora el juez de la Nación otorgó el apellido de él hacia mí", explicó Marcelo a Cadena 3.
La mamá de Marcelo trabajó durante años desde joven como empleada doméstica de la familia Lapania y él nació en el año 1963. Cuando tenía 21 años lo buscó, pero sólo obtuvo negación por parte del empresario.

"Me reuní cara a cara con él porque no quiso que furea a sus oficinas y fue frío porque negó todo, se ofuscó porque dijo que yo no iba a conocer a mi padre sino por dinero. Lo tengo grabado en la mente, tenía 21 años", relató.
"Dijo que no la recordaba (a mí mamá), negó que la conocía, que no sabía si era mi padre y me dijo vos no venís a buscar a tu padre, venís por dinero", repitió.
Ahora Marcelo asegura que lo que quiere es que acepten a sus hijos y a sus nietos.
"Yo viví en un lugar muy humilde, sin luz, agua ni baño, en el departamento Cruz del Eje, en un paraje. Me crió mi abuela en un lugar con cabras y vacas. Carecíamos de muchas cosas, caminábamos 5 km para en medio del monte para una escuelita en las sierras. Íbamos en burro, hasta que dejamos de ir. Mi abuela era analfabeta, para ella escribir no era importante", recordó.

A diferencia de la educación que recibió Marcelo los hijos de Lapania y él mismo han pasado por las mejores escuelas y universidades, saben hablar entre 2 y 5 idiomas y han viajado por el mundo.
"El reclamo es por daños y perjuicios y lo demás la justicia dirá si me corresponde por herencia", dijo.
Pese a su historia, Marcelo se ha esforzado junto a su esposa por darle una buena educación a sus hijos.
"Mis hijos todos han tenido acceso a la educación, mi esposa es una persona instruida y luchamos todos para que pudieran estudiar. Mi hija terminó el secundario, otro hijo es cantante, estudió música, una hace el curso de policía en Río Tercero, otra sigue estudiando", apuntó.
Ahora, Marcelo asegura que él es una persona grande, pero quiere que sus hijos reciban lo que les corresponde. "Lo que me corresponde por ley, será para ellos", subrayó.
A sus hermanos por parte paterna no los conoce, sólo los ha visto por fotos.
"He tenido mucha suerte por la gente que me rocé por mi trabajo. Un hombre de un negocio que se llama Palmar Vélez Sarsfield fue quien me dio el primer techo techo y mi primer colchón cuando no tenía donde vivir. Su familia me mandaba a la nocturna en Córdoba", agradeció.