La diabetes en los niños aumenta entre un 3 o 4% anual

Esta enfermedad, que se presenta con valores de azúcar en sangre por encima de lo normal, afecta a medio millón de chicos menores de 15 años en el mundo. Cómo es el tratamiento y qué mitos desterrar. 

El 14 de noviembre es el Día Internacional de la Diabetes, una enfermedad que afecta no sólo a los adultos sino que se detecta cada vez a edades más tempranas en los niños, y cuya incidencia va en aumento entre un 3 o 4% anual en el mundo.
Hay aproximadamente medio millón de chicos y adolescentes menores de 15 años en el mundo y se diagnostican alrededor de 96 mil casos de diabetes infantil por año. En Argentina no hay datos claros, pero está en incremento en un 3% al igual que en la población mundial.
“Él fue aprendiendo a ponerse la insulina y a medirse con un glucómetro que implica pincharse los deditos”, contó a Cadena 3 Paula Barella, mamá de Ignacio, quien tiene 14 años y fue diagnosticado a los 4.
La diabetes es una afección crónica que se presenta cuando el páncreas no fabrica la insulina suficiente que nuestro cuerpo necesita para mantener el nivel de azúcar en sangre (glucemia) dentro de los límites normales (70 – 110 mg/dl). Si bien no se cura, puede controlarse.
El círculo azul es el símbolo de la lucha contra esta enfermedad, ya que representa la vida y la salud. Azul es el color del cielo que une a todas las personas con diabetes y hace referencia a la bandera de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Signos de alerta
María Paula Paz Povedano (M.P.: 29657 / M.E.: 15791), médica pediatra, especialista en nutrición clínica infantil y jefa de la sección Diabetes del Hospital de Niños de Córdoba, destacó cuáles son los pilares del tratamiento de esta enfermedad en los chicos y los mitos que debemos desterrar.
“La diabetes más frecuente en el mundo es la Tipo 2, que se detecta generalmente en la etapa adulta. En la población infantil el 95% de los casos es de diabetes Tipo 1, que es la autoinmune conocida como insulino dependiente, no hay forma de prevenirla sino que se desencadena en algún momento de la vida, en aquel chico que nace con la predisposición genética”, explicó Paz Povedano.
Los síntomas son el descenso de peso, sed constante y orinar con mucha frecuencia. Pero, cuando estas señales pasan desapercibidas pueden desatarse síntomas más avanzados como la debilidad, disminución del nivel de conciencia (el niño tiene respuestas lentas, está desorientado, con tendencia al sueño, hasta el estado de inconsciencia como lo más grave), vómitos, náuseas y descompensación.
Ante estos síntomas la recomendación es acudir al pediatra de cabecera para que se solicite un análisis de glucemia en sangre y que el paciente sea derivado un centro de salud que cuente con un equipo interdisciplinario.
Objetivo: calidad de vida
El tratamiento tiene cinco pilares: automonitoreo de glucosa, colocación de insulina, alimentación sana, actividad física y educación.
“La alimentación saludable debe estar acompañada por todo el grupo familiar, es un obstáculo si hay alimentos divididos, por ejemplo, gaseosa sin azúcar para el chico con diabetes y común para el resto”, subrayó la especialista.
Y añadió: “El apoyo en la escuela es clave, es importante que se eduque al personal para que ayude al niño en el monitoreo de la glucosa, en la colocación de insulina o bien para que supervise que él mismo lo haga”.
Sobre su experiencia, la mamá de Ignacio remarcó: “Es una enfermedad que involucra a toda la familia, a los amigos, a la escuela y a los compañeros, todos tienen que tener conocimiento de los síntomas para poder ayudar al niño ante cualquier dificultad, como una baja o suba del azúcar (glucemia)”.
“Yo la defino como la enfermedad de las tres ‘I’: la familia debe involucrarse, es invasiva porque todo requiere de pinchazos y es imprevisible”, describió.
Recordó, también: “Cuando era chiquito yo lo acompañaba a los cumpleaños por el temor a que le pase algo, a que se le baje el azúcar por saltar y correr, o que no hubiera gaseosa ligth y tenía que darle agua”.
Paz Povedano recalcó que el objetivo del tratamiento es que la insulina acompañe el crecimiento de los chicos, que tengan un desarrollo con un peso y talla adecuada y retrasar e incluso evitar cualquier complicación de la diabetes.
“El éxito del tratamiento no se basa sólo en el nivel de glucosa sino en que ese niño pueda volver a hacer todas las actividades que realizaba antes del diagnóstico, ir al colegio, practicar deportes, viajar o quedarse a dormir en casa de un amigo”, cerró.
Mitos
La diabetes se cura con el tiempo. Aún no se ha encontrado una cura para la diabetes Tipo 1, pero con el tratamiento actual se logra un control óptimo de la enfermedad.
La insulina acaba con la diabetes. No. La insulina es la que logra que los chicos con diabetes puedan llevar una calidad de vida adecuada, por lo tanto es una aliada.
La insulina produce ceguera. Al contrario, la disminución de la visión es una complicación a largo plazo de la diabetes, que es consecuencia de un mal control de la enfermedad a lo largo de los años, muchas veces por un mal uso u omisión de la insulina.
Comer dulces produce diabetes. Ingerir dulces está relacionado con un mayor riesgo de sobrepeso y obesidad, que está en vinculado con la diabetes Tipo 2.
Si tenés diabetes no podés comer dulces. Los niños con diabetes pueden comer dulces pero no en exceso, sino en las cantidades indicadas por su médico, en el momento adecuado y con la dosis de insulina que corresponda para los hidratos de carbono consumidos.
El sobrepeso produce diabetes. El sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo para el desarrollo de la diabetes Tipo 2, no de la diabetes Tipo 1, donde lo característico es que los chicos sean delgados.
Informe de Débora Loza.