Garrahan destaca la efectividad de cannabis para epilepsia

Un estudio del hospital reveló que 80% de los niños con esta enfermedad evita 2 de cada 3 crisis con este aceite. El presidente del nosocomio, Carlos Kambourian, dijo a Cadena 3 que "los números son muy positivos".

Ocho de cada diez niños con epilepsia refractaria evitaron dos de cada tres crisis al ser tratados con aceite de cannabis, informó este martes el hospital Garrahan, que realizó el primer estudio científico en Latinoamérica sobre la efectividad de ese tratamiento en casi 50 pacientes durante un año.
"Luego de un año de intenso trabajo, el estudio sobre la efectividad y seguridad del aceite de cannabis en niños con epilepsias refractarias concluyó la etapa más importante, que superó ampliamente las expectativas", destacó el centro de salud en un comunicado.
El presidente del Consejo de Administración del Garrahan, Carlos Kambourian, señaló en diálogo con Cadena 3 que "los números son muy positivos" y llamó a imaginar "la repercusión que tiene esto en la vida del chico con el padre, con la madre, con la casa y con la escuela".
El estudio demostró que de los 49 pacientes con "seguimiento suficiente", 39 -es decir el 80%- tuvieron una respuesta positiva con reducción en el número de crisis, ya que el promedio grupal inicial de 959 crisis por mes (unas 30 diarias) disminuyó a 381 mensuales (13 por día), lo que equivale a una reducción del 60%.
"Esto significa que el tratamiento evitó casi dos de cada tres crisis, mientras que cinco niños están libres de crisis en la actualidad", agregaron los investigadores.
Por su parte Roberto Caraballo, jefe del servicio de Neurología del Garrahan e investigador principal del estudio, señaló que los resultados "confirman lo que percibieron a lo largo de todo el tratamiento con las familias y pacientes con encefalopatías epilépticas refractarias".
"Son indicadores que nos permiten comprender la importancia, eficacia y seguridad de contar con esta nueva opción terapéutica", remarcó.
Asimismo, durante el estudio la mayoría de los padres reportó mejoras en los aspectos cognitivos, conductuales y motores de sus hijos, lo que "repercute en la calidad de vida en los pacientes y sus familias".
"Fue un trabajo muy intenso, no sólo desde la perspectiva médica sino también desde lo administrativo. Participaron más de 100 personas de varias áreas del hospital para lograr tener el fármaco disponible, cuidarlo y administrarlo", agregó Alejandra Villa, directora médica ejecutiva.
En cuanto a los efectos adversos, la investigación mostró que fueron en general de "leves a moderados", y que "la mayoría se controló con el ajuste de la dosis de cannabidiol o alguna medicación antiepiléptica".
"La idea de este proyecto surgió frente a la necesidad de evaluar el cannabis sin prejuicios y con rigor científico, para asegurarnos su efectividad y seguridad antes de incorporarlo como un nuevo tratamiento", dijo Graciela Demirdjian, coordinadora de Unidad de Evaluación de Tecnología Sanitaria y asesora metodológica de la investigación.
En tanto, Caraballo comentó que originalmente el estudio involucraba a 100 pacientes, pero que al finalizar la primera etapa el equipo médico realizó un corte de información que arrojó resultados "tan categóricos" que creyeron necesario informarlos.
"El estudio continúa incorporando pacientes, y para los chicos que ya ingresaron el seguimiento se prolongará un año más para corroborar que los resultados se mantengan en el tiempo y evaluar el impacto sobre el desarrollo neurocognitivo", completó.
Extender el uso de cannabis
Kambourian señaló -a título propio- que el uso de cannabis "debería abrir la puerta para iniciar protocolo de estudio en otro tipo de síntomas y enfermedades".
En este sentido, el médico garantizó que "las pruebas también serán positivas".
"Yo haré lo posible para que se haga" y avance con esta investigación.
Los números en el país
En la Argentina, el 1% de la población padece epilepsia, y de esa cifra, el 20% son casos muy graves.
Los niños que participaron de la investigación del Garrahan padecen formas severas de la enfermedad y no respondían a los tratamientos anticonvulsivantes tradicionales.